domingo

ESTRATEGIAS PARA DESAPARECER

Pensó entonces al verla que la tristeza bien podía tomar esa escena como imagen de archivo. El ovillo de su cuerpo en el sofá junto al osario de todo el tabaco del día, del día reducido a cenizas y ella, rendida de puro cansancio sin haber alcanzado la cama, a medio camino del último cigarro.  Respiración nocturna acompasada: expirar al final de una larga caminata de horas.
- Pero no lo pensó él realmente, yo lo pensé así para él. Era un pensamiento dedicado y desde el momento en que le dotaba de una idea que realmente era mía, le convertía en uno de mis personajes y lo alistaba en las filas de mi imaginación. De algún modo lo había reclutado, poseído su persona un momento para el bien propio. Ése era uno de los placeres de escribir, en esta idea encontraba yo un umbral entre lo real y lo imaginado: el hecho de que, al modificar la realidad externa a mí, pasara yo -interior- a pertenecer a latitudes y territorios de lo ficticio. Sin moverme siquiera del sofá.

Callados como putas:

castígame con tu indiferencia.