miércoles

AMORES REÑIDOS


La mejor persona que soy no es mía, va de la mano de quién le viene en gana, viene con una claridad alucinógena. Advierte que sólo se quedará un rato, sólo a veces está cuando hace falta. Casi nunca si la llamo. Normalmente por la espalda -un escalofrío eléctrico. Rara vez me deja seguirle la pista.

La mejor la he sido al final de algún vaso, en una tarde a la que presté una atención sin prisas, en una fórmula con la poesía justa, a través un argumento claro, con esa canción esa noche que vino ella, la que yo no estaba apenas cansada. El vestido negro sin un arruga. Con un saber estar que me sorprende. Estaba entonces esa excelencia de mí que es ella, porque la yo no respondo, entre bambalinas: apuntadora sibilina. Servidora.

HAY ENSEÑAR EL OMBLIGO. Mis citas con Narciso

Yo soy Narciso, el escritor, el autoamante apasionado, artífice de lo efímero, símbolo de un tiempo que pasa angustiosamente y que, en cambio, nunca nos trae nada nuevo.
Vivo como un eterno condenado a amarse sólo a sí mismo, perspiguiendo sombras, reflejos, meras prolongaciones de mi fantasía ensimismada y deseo aclararme en voz alta algunas obsesiones que me rondan.
Intento llenar así mi tiempo y sentirme importante aunque tal vez no traiga ninlguna luz a la general confusión, pues hace mucho que dejó de importarme la verdad por sí misma. Mis reflexiones, vaya dicho por delante, no tienen como fin buscar la verdad, sino construir mi propia identidad como resultado de una fabulación, es decir, del mismo modo que se construyen, sin saberlo, todas las identidades.


[...]Quiero que mis monólogos empiecen hablando de mí mismo, aunque en ello hay más bien poca voluntad, pues, como se irá viendo, es eso de lo único de lo que me siento capaz. No pretendo conquistar con el lenguaje ningún territorio que se encuentre más allá de mí y no creo en la doctrina de que lo individual es inefable y de que el lenguaje sólo habla de lo común.

lunes

PREÁMBULO. O algo de lo que quedó por decir.

Recibí un e-mail de ruptura. No supe qué responder. Fue como si no fuera conmigo aquello. Terminaba diciendo: 'Cuídate'. Tomé la recomendación al pie de la letra. Pedí a 107 mujeres que me ayudaran a interpretar el e-mail. Que lo analizaran, lo comentaran, lo representaran, lo bailaran, lo cantaran, lo disecaran, lo agotaran. Que hicieran el trabajo de comprender por mí. Que hablaran en mi lugar. Una manera de tomarme mi tiempo para romper. A mi ritmo. En definitiva, cuidarme.

Prenez soin de vous,
Sophie Calle.

¡Dios mío! ¡Qué de cosas tan extrañas pasan hoy! Y ayer todo pasaba como de costumbre. Me pregunto si habré cambiado durante la noche. Veamos: ¿era yo la misma al levantarme esta mañana? Me parece que puedo recordar que me sentía un poco distinta. Pero, si no soy la misma, la siguiente pregunta es ¿quién demonios soy? ¡Ah, este es el gran enigma!

Alicia en el Pais de las maravillas,
Lewis Carroll




- Pasadas las cuatro ante merídiem, puse el café en el centro de la habitación, un platito encima con una tostada. Seguidos, en dirección a la cama: la radio, el despertador, las botas, un vaso de agua. Me puse un camino de migas de pan como nueva estrategia para conseguir madrugar, un ritual de fuerza de voluntad.
Nos dijeron hace poco que el arte era una forma de autoconocimiento, pero por fuerza tiene que ser también una postura vital y una vía de superación.