domingo

LA FABELLA



la verdad es que paso mis cumpleaños
pensando en algún protocolo a seguir.



martes

ES PRECISO

aflojar los nudos de la ironía en nuestras sogas.

de nuevo, liberar de su joroba los interrogantes.

sacudirse el hombro izquierdo un momento.

comprobar que el vestido de comunión aún se ve blanco.

alimentarse igual que las serpientes.

pensar que lo que nos enseñaron en el colegio es cierto,

que una piedra es entera y sólo de piedra,

que la carretera que pisamos es sentido único.





SIOUX




la libertad agoniza
cuando se deletrea


miércoles

MANTIScatólica, sentimental y judía


martes

EL MISTERIO DE TU MUERTE el envés

Pero

los versos que leímos flotan 
                                luego
  
    como cadáveres
 al trasluz de la memoria.

                                ʇɹɐslnz:



YO CREÍ QUE SABÍA un nombre tuyo para hacerte venir. No sé o no lo encuentro. Soy yo quien está muerto y ha olvidado, me digo, tu secreto.// José Valente



DIARIO (5) latencia

(ya hace un mes, ahora realmente está latente)


13 de agosto

Esa sensación de no poder asirlo todo. De caer con la noche. De que siempre hay estímulos, premeditaciones que fluctúan bajo la dermis, inasequibles pero dejando constancia de un desasosiego, una frase que se pierde al escribir. Algo que se deja de hacer, quizás ya para siempre. Ahora leo a Deleuze, es malo hacerlo antes de dormir. Me he estado planteando, mientras unos cabos se liberan y nociones nuevas se injertan, la necesidad de reflexionar un sistema. Engancho esta lectura menos afín a mi intuición que el primer diario (de Anaïs), más atravesada. Otra modulación, un continuo interrogatorio. Conversaciones instala espacios de meditación de muchas de mis ideas previas en su recorrido, el rigor transversal a la lectura es cuestionar cuáles son adquiridas y cuales son propias, y de todas éstas cuáles deben ser reformuladas. Es un libro especulativo. En sí una máquina de guerra.
Toda la superficie de mi pensamiento hendida por sus incisiones, una caterva de signos de interrogación agudos aún cuando no estoy siendo meticulosa en la lectura, tan sólo en pasajes imantados, que llegan a las pequeñas dársenas o grandes puertos de mi consciencia. También querría quedarme a vivir en este libro, es otra modalidad vital. Cada lectura estos días se convierte en una casa.

(...) El reino desde mi vuelta es para mi condición de mujer. La idea de que vivir este mundo como mujer es vivirlo más específicamente, en un foco más agudo -vagina-, quizás más lateralmente. Vivir en un aparte de existencia. Aquella noche en Granada sentí la gravedad de decir “siempre quise ser un hombre”. Este ha sido un presentimiento simultáneo desde que puedo recordar, mutante, superviviente. Ahora planteo su indispensabilidad: bordeo los límites de su herencia, de su naturalidad. Toda esa concepción de que la sensualidad femenina ha de ser adaptada constantemente a todo lo intelectual, reconciliada palmo a palmo. Esa impresión subyacente de que las mujeres no tenemos ojos, de que yo-mujer vivo ciegamente. 


sábado

GALIMATÍAS


Estimados navegantes:



pero necesito vuestra ayuda. Si tenéis algún amigo extranjero de vuestra confianza, da igual de qué país sea mientras su idioma nativo no sea el español, me llenaría de orgullo y satisfacción si pudieráis contactarle para colaborar conmigo en un proyecto que se me ha ocurrido atravesando un descampado esta mañana mientras leía "La espuma de los días". Se trata de algo muy sencillo y que pueden hacer sin moverse de la pantalla del ordenador. Aunque no estoy hablando de ver porno.
Para los que estén por la labor de ayudar y quieran los detalles, éste es mi correo electrónico: maria-simo@hotmail.com.

Mil gracias. 

jueves

RE

 -apertura
-formulación
-alojo


de lo que una vez fueron pájaros en la cabeza.
"¡Y ahora algo completamente diferente!"


SUGESTIÓN

domingo

EL MISTERIO DE TU MUERTE

Oí que habías muerto y estabas
en alguno de esos bloques de oficinas
paseando al perro en los suburbios
en un ultramarinos que emergía
a altas horas de la noche tan sólo
en ciertos callejones de tu barrio
simplemente un poco más allá
de mi radio de acción centrípeto
egocéntrico

y no te preguntaré si acaso viste
una luz blanca al final del túnel,
yo ya estaba vestida de negro.


.

viernes

TURK FRUITS el pecado de la inocencia

Turk Fruits es una de esas películas de las que se tiene conocimiento sin causa. Se conoce, la conocemos, se etiquetó, misterios, como una película erótica. Una muestra de perfume de la liberación sexual de los setenta. El pistoletazo de salida para Verhoeven como director, que acabó por alistarse en las filas del imperio. El gran taquillazo holandés hasta nuestros días, vestida de largo con polémica para su presentación en sociedad, que es lo habitual cada vez que el Origen del mundo asoma a nuestras mejores pantallas y, en lugar de posar con el rigor mortis de escena almibarada e iluminación perfecta, o con los humores fáciles de la carne, se viene y rezuma poesía, y se ríe sin dientes. Una película de sexo y obscenidades, oígo, y que me disparen si van por ahí los tiros.

Lo más profundo es la piel. Todo lo bueno y lo malo que pueda tener esta película es deudor de una naturalidad deliciosa, donde el sexo procaz y la candidez que sólo tienen los amores fulminantes bailan marchas triunfales y ritmos macabros. ¿Qué mayor justificación para el desnudo que todo lo que implica la desnudez?

La linea temporal ondea hacia delante y hacia atrás abanderando unos juegos poco vistos hasta la fecha y anudando tres partes bien diferenciadas que abren los poros psicológicos del conjunto sólo en la fatal desembocadura. Su naturaleza es la de una vorágine mutante, ahora es un festival de sexo despechado, luego la impúdica -dicho esto en el mejor de los sentidos- historia de amor, al fin el gran sarcasmo, que condena a achicar del corazón todos sus jugos.

Sobre esta línea se mueven sin red los voraces, él un perfecto agitador, el artista en llamas, ella la bulliciosa malcriada, el objeto de deseo intempestivo. El punto de no retorno se desata entre las escenas más espontáneas de la vida en pareja, de dulces humores negros, disparatados, los paseos en bicicleta, las bromas retorcidas de él, las bragas de algodón de ella y un ánimo de vivir pletórico, de infantilismo cruel por momentos. Un pandemónium. Verhoeven no se priva de un imaginario minuciosamente sensorial, a menudo escabroso, pero bien respaldado en lo poético. Las fantasías del protagonista con el asesinato, las imágenes del vertedero, los vómitos, el cáncer, la violencia, las larvas, la sangre y la mierda convertidos en símbolos poéticos, en un reguero de síntomas de lo trágico.

Creo que el incendio es la alegoría perfecta de lo que vemos aquí, la ilusión del amor inflamado, irreflexivo, chispeante y reducido a cenizas. Y sí, el sexo. El sexo de la cotidianidad, de la piel extendida como un horizonte, la carne encendida y tierna. El sexo enardecido por el que Verhoeven paga el precio lapidario del tópico, que lamentablemente hace opaca esta creación suya a muchos ojos. Tras verla, encontré esta cita suya y confirmé, sin lugar a dudas, lo que sentía que había visto:











"No sería capaz de volver a hacer Turk Fruits.Ya no tengo el candor o la inocencia para ello. No tengo el optimismo suficiente. Se acabó".