viernes

AHORA QUE VAMOS DESPACIO

Al corredor de fondo y otras bestias pardas.


Ahora yo necesito dos personajes, y vosotros sólo necesitáis saber ellos que andan por un viejo camino mientras conversan. De hecho digamos que llevan ya un rato largo en medio de un agitado debate. El primero sostiene que deberían haber cogido el tren, argumenta con toda sensatez la seguridad de sus itinerarios establecidos, la comodidad de viajar sentado contemplando la hermosa vista, disfrutando del confort, las prestaciones y del chachachá  de la maquinaria. El otro, en cambio, alude efusivamente a la emoción de tomar camino solitario campo a través, experimentando el territorio, viviendo el riesgo y la libertad de los caminos por trazarse. Y así continúan mucho más tiempo, sopesando cada mínimo aspecto en contra o a favor de lo uno o de lo otro, desarrollando un intrincado estudio de las causas y las consecuencias de cada medio, de la pura necesidad del viejo camino. Ya ni sabemos cuanto tiempo llevamos asistiendo a la sesuda discusión de ambos pero siempre vuelven al punto de que, habiendo perdido todo el norte de la conversación, exasperados, vuelvan a afianzarse en sus posturas. Mientras tanto, ven como algún otro que hace un trecho del camino cerca de ellos, acaba convencido de alguna de sus razones para, bien dirigirse a la estación más próxima, bien internarse en la maleza oscura. "¡Así no vamos a ninguna parte!"- dice uno de los dos, desesperado. Su compañero lo mira un momento de ternura. "Y, sin embargo, lo único claro es que seguimos andando".




jueves

CON TACTO


Estoy sensible,





así que 

no   me   toques
                                los   cojones.



martes

UNA VEZ MÁS, Kirmen Uribe

CUADERNO DE VIAJES: ASILAH

El mar bajo la atalaya de Asilah.
Ruido de pasos en las rocas.
Sombras nerviosas aquí y allá.
Varios hombres y mujeres cargados con fardos.
En un momento desaparecen,
huyen como lagartijas asustadizas.

Said ha roto el silencio:
"Son campesinos del Sur.
Creen que han llegado a Europa.
Por eso andan tan en secreto.
Los timoneles de las pateras les dicen,
después de navegar en círculos durante horas,
que están frente a Tarifa o las islas Canarias.
Son de tierra adentro y no se dan cuenta
de que ni siquiera han salido de las aguas de Marruecos,
no saben que han arribado
a la misma tierra de la que salieron
una vez más."

Kirmen Uribe (Mientras tanto dame la mano)

lunes

LOVE WILL TEAR US APART

Lo que sé a los sesenta años, ya lo sabía a los veinte. Cuarenta años de un largo, superfluo trabajo de comprobación.
Del inconveniente de haber nacido, E. M. Cioran



Hace unas semanas garabateo:
El sexo precipitado es la mejor vacuna contra el amor romántico.

Ayer leo en "Ampliación del campo de batalla" de Houllebecq:
"Desde el punto de vista amoroso Véronique pertenecía, como todos nosotros, a una 'generación sacrificada'. Había sido, desde luego, capaz de amar, le habría gustado seguir siéndolo, se lo concedo; pero ya no era posible. Fenómeno raro, artificial y tardío, el amor sólo puede nacer en condiciones mentales especiales, que pocas veces se reúnen, y que son del todo punto opuestas a la libertad de costumbres que caracterizan a la época moderna. Véronique había conocido demasiadas discotecas y demasiados amantes; semejante modo de vida empobrece al ser humano, infligiéndole daños a veces graves y siempre irreversibles. El amor como inocencia y como capacidad de ilusión, como aptitud para resumir el conjunto de otro sexo en un solo ser amado, rara vez resiste un año de vagabundeo sexual, y nunca dos. En realidad, las sucesivas experiencias sexuales acumuladas en el curso de la adolescencia minan y destruyen con toda rapidez cualquier posibilidades de proyección de orden sentimental y novelesca; poco a poco, y de hecho bastante deprisa, se vuelve uno tan capaz de amar como una fregona vieja".

sábado

EGOÍSMO destilado



Mírame. Sufro.


viernes

LOS JÓVENES

Ahora que somos jóvenes
y habitamos este vertedero
holograma, construimos
estos tipis
con escombros, con migajas
de pan y ceniza
en la gran montaña mágica:
así seremos pequeñas tribus
con la cara pintada
de caligramas
de palo seco.

Ahora que somos jóvenes,
a veces,
nos miramos a los ojos
legañas de mediodía,
vemos al cartero ya a lo lejos
bailar como una llama,
y arrojar a nuestro túmulo
cuatro telediarios,
alejarse volando
a mandíbula batiente.

Ahora que somos jóvenes
tenemos rituales
también,
nuestras costumbres secretas
casi fecales.
Escudriñamos los restos,
escogemos un ídolo,
nos sentamos en corrillo
para hablar de nuestros hijos.

Alguien lía un cigarrillo
que pasa de mano en mano,
nos echamos en cara el humo
y os contemplo:
         - "Y ustedes,
¿qué quieren ser de mayores?"

       -"Se cuenta que compartimos
la jeringuilla
de una alucinación idéntica
una cepa de bulimia."

En expedición poblamos
lugares hinóspitos:
como todo el que fue joven,
cruzamos un puente colgante,
paseamos un claustro histórico,
nos reunimos en un covacho
sentados en montones de papel
xerografiado, viejos
manifiestos heroicos,
a masticar fibra óptica,
a digerir celulosa.

Ahora que somos jóvenes
y los vigías dijeron "¡apocalipsis!",
caminemos
caminemos
caminemos
hasta morder el polvo.

jueves

SÓLO VIENTO

En esta estación no había ni un alma, y los silbidos del viento que se colaban entre las estructuras de hormigón tenían algo definitivamente siniestro.

Ampliación del campo de batalla, Houllebecq



Como si fuera un error
siempre encuentro a mi alrededor
cosas que amenazan al final del día
con volver,
volver como el viento.

Sólo viento, Nacho Vegas







¿Ah, pero qué significa el viento?
Quiero decir,
con qué alquimia boba colocó alguien
quién sabe qué acento de símbolo,
de paisaje afectado, ¿oigo dios?
Así vamos, medio locos
por las inclemencias del tiempo
y decimos del viento entonces
que nos mesa los cabellos, que silba,
mensajero de voces se agita
entre las ramas, ofrece el olor
de su rosa
de los vientos, que se azotan
con rachas de alguna suerte
-puede que viento-metal,
puede que viento-madera-.

Dichoso viento que golpea
con insomnio las ventanas
y a la mañana siguiente,
camino del trabajo,
ni azota ni gira ni silba
ni agita con lirismos tampoco
me trae noticias de ti ni de dios ni nada
apenas más que volarme
el periódico, dejarme en tierra
en desventaja
esperando el bus ni siquiera
puedo encenderme un cigarro.
¡Dichoso viento!

que inspira a los poetas
que tanto molesta
al común de los mortales,

que tanto por ti me bebía.


martes

LA MADEJA

I

Pasamos una noche insomne leyendo de los premios Ig Nobel. Fue Dorian Raymer el que desarrolló esa reveladora teoría matemática según la cual cualquier cosa que pueda enredarse se enredará.
Este tipo es un genio y no lo sabe, dijiste.



 II

Anda enroscado a cualquier parte
el cabo suelto de un poema, lo he visto
trepando tus piernas, aupándose sobre
tus rodillas, a tu cálido lecho
-viejo marchito, o tú, flor a deshoras-.
Lo he visto de esta guisa, igual
que una moneda,
rodando hasta la mesa de otro,
y me agazapo como una loca en pos

del cabo suelto del poema, la presa,
-se me ha caído una lentilla-,
que tú ya te has dado cuenta lo sé,
y me miras con reproche, al fin
y al cabo voy, como si se me fuera
un trozo de vida irrecuperable tras ello.
No entiendes que mañana
no conseguiré acordarme,
que la certeza de algo hermoso
se desvanece tan ligera
como si no importase
¡tengo que apuntarlo ahora!
debo contarle
a todo el mundo
el gran hallazgo en el sexo, en el periódico,
en el café, en la estación de trenes,
en el tráfico, en el pasamanos de mi escalera
y en la luz desmayada  en su hueco, que te digo:

           - ¡Es como el limbo!


y tú, harto de mi entusiasmo, has fijado
el ceño en el mohín del reproche,
-tus cejas se encuentran entre él
como placas tectónicas-, me dices
que la vida no está
en mi puñetero cuaderno, ni en el hueco
de la escalera, ni en un poema
sobre la necesidad de escribir
un poema, que con todos mis cabos sueltos
bien puedo hacerme un horca
y colgarme como otro poeta.

Y ya temo pensar en tu cara
cuando no pueda aguantarme las ganas
de enseñarte lo que he escrito.

domingo

GUADIEL (3)


 El pescadorcito

El pájaro verde


¡Terminé!
Más en flickr.

miércoles

3.45




Si puede que aún sea la chica con la que
querrías ver la Guerra de las Galaxias, me pregunto.




martes

TOCADISCOS. Abril





1/ Alpha beta gaga    AIR
2/ Heartbeats    THE KNIFE
3/ Decide    ZIGMAT
4/ Also frightened    ANIMAL COLLECTIVE
5/ Coming in from the cold    THE DELGADOS
6/ A man from Argentina    BILLIE AND THE VISIONS
7/ West coast    COCONUT RECORDS
8/ The wolves (act I and II)    BON IVER
9/ Que tu le veuilles ou non    ARTHUR DUPONT    
10/ Brother   THE ORGAN
11/ Every day   VETIVER
12/ Second skin    THE CHAMALEONS
13/ Amigos de mirar    JULIO DE LA ROSA
14/ Animals and the water    VICTORY AND THE SEA
15/ Evil    INTERPOL
16/ I put a spell on you    NINA SIMONE
17/ I was once a loyal lover    DEATH CAB FOR CUTIE
18/ Tus amigos    LOS PUNSETES
19/ No sé cómo te atreves    LOS PLANETAS
20/ Iron house    NAOMI GREENE
21/ Lo que mejor se me da    PAULINE EN LA PLAYA
22/ Looking for the sun    NIÑO Y PISTOLA
23/ She's not there    THE ZOMBIES
24/ Sigur 1(untitled)   SIGUR ROS
25/ Unchained melody    ROY ORBISON
  

Puedes escucharlo en Spotify clicando aquí
o cambiar de disco clicando aquí.

lunes

AUTOBIOGRAFÍA a 300 ppp





Veo al salir de casa una ventana cuadrada que invita a desafiar la gravedad. En el ghetto La Paloma, junto a la estación de trenes. La traílla de gatos del barrio sólo come arroz blanco, el del loco del primero. Me he mirado los pies en todos esos escalones del portal, conglomeran una gravilla minúscula con dos o tres décadas de humedad. No hay ratas ni olor a lejía, a veces llegan cartas y no son facturas. Guardé migas de pan en una cajita durante semanas con un propósito oculto. Puse postales y cuadros que salvan las paredes de mi suciedad con esa masilla de color azul. Al hacer la cama suelo colocar un ticket de supermercado entre las sábanas. Tengo un retrato con los cristales rotos que me recuerda quien fui. Hay un avión de juguete junto al equipo roto de calefacción. Siento un terror de pasta de dientes rosa, de encías hemofílicas. Apoyo mis pinturas definitivamente a medias, y una cosa que dijiste que he anotado en la pared. He perdido mucho menos el tiempo de lo que suelo confesar. He visto el verdín en el callejón mientras tomaba café. Ya van varios meses que busco excusas para abandonar la facultad, y quizás ése sea el principal argumento. A veces veo amanecer, cuando me quedo sin tabaco y sin ganas de dormir, me señalo en el espejo con mi dedo más nicotínico. Cargo nueve lunares en la mano que pesan al escribir. Con la ventana y con los gatos, con los posos de ansiedad. He creído varias veces que tengo algo que decir, que tenía que ser brillante y ahora mismo me da igual. Algunos estuvieron aquí pasando la noche y nadie vio el suelo de la habitación. Estuvieron aquí y no notaron lo escandalosa que resulta toda esta normalidad.

domingo

ESTRATEGIAS PARA DESAPARECER

Pensó entonces al verla que la tristeza bien podía tomar esa escena como imagen de archivo. El ovillo de su cuerpo en el sofá junto al osario de todo el tabaco del día, del día reducido a cenizas y ella, rendida de puro cansancio sin haber alcanzado la cama, a medio camino del último cigarro.  Respiración nocturna acompasada: expirar al final de una larga caminata de horas.
- Pero no lo pensó él realmente, yo lo pensé así para él. Era un pensamiento dedicado y desde el momento en que le dotaba de una idea que realmente era mía, le convertía en uno de mis personajes y lo alistaba en las filas de mi imaginación. De algún modo lo había reclutado, poseído su persona un momento para el bien propio. Ése era uno de los placeres de escribir, en esta idea encontraba yo un umbral entre lo real y lo imaginado: el hecho de que, al modificar la realidad externa a mí, pasara yo -interior- a pertenecer a latitudes y territorios de lo ficticio. Sin moverme siquiera del sofá.

miércoles

COMO TE LO CANTO Dry Martini, S.A.

Hablo solo, bebo té,
tomo notas para hacer
de mi vida sin ti algo habitable.
Leo entera la razón,
hoy desarmé la televisión
tarareando una canción insoportable.

Así pues, cuando no tengas nada que hacer
y yo pase por tu cabeza, nadie podrá oírte
así que piensa en mí como si me quisieras.

EN LA SALA DE FUMADORES segunda parte

El extranjero que me había estado mirando se acerca hasta mi orilla, y me pregunta si soy de Granada. Si busco trabajo. Titubea, al final decide preguntar cuánto cobro. Me resuellan los pulmones hasta soltar una gran nube de polvo, al modo de dos viejos acordeones que hubieran estado durante años en un cuarto cerrado con llave. Le digo amablemente que se equivoca, que yo suelo follar gratis y que no gracias, que estoy esperando a un amigo. Cuando se da la vuelta me meto dentro suya por la espalda, dentro del tipo que quería sacarme la ropa probablemente en los aseos, sólo por ver cómo a sus ojos una chica con una camiseta grande para su talla y pantalón a las rodillas, con el corte de pelo de un niño y un libro en la mano, puede ser una joven putita que se pasea desesperada por la estación buscando solucionar sus problemas. Pienso al final que después de todo, no tiene tan mala vista, porque ya es casi la hora y sé que no vendrás aunque me figuro todo el rato tu cabeza rodando por el pasamanos de la escalera mecánica. Pienso, sin desprecio, que no eres tu quien para que te requiera en mis fabulaciones.

Cómo el tiempo te habrá civilizado de esa manera, pienso en mi papel de puta universitaria en los ojos de todos los viajeros durante el tiempo último de descuento. Si alguna vez habrás tenido el mismo desorden vital que yo busco para sentir que soy libre. Si habrás intuido que han sido tuyos los párpados de los ojos de mis huracanes. Que no sabes la manera retorcida que tengo de aspirar a algo puro, si hasta sonrío a los niños. Ni como me enferma cada una de las imperfecciones de mi piel al levantarme ni como cada uno de los días de mi vida me tengo que reconciliar con ellas y ya soy una enferma orgullosa al caer la noche. Nada tampoco de que necesito vivir en suspenso, en la cuerda floja de la ficción, porque la realidad es un monstruo de mil cabezas y siempre siento la responsabilidad de conversar con todas, un proyecto de cualquier punto inabarcable, para volverse loco de duda. Ni sabrás, porque te he aplastado junto a la colilla a los pies del autobús que ya se marcha. Ahí quedas, te despido y me vuelvo a casa con las manos sucias de pólvora.

martes

EN LA SALA DE FUMADORES. primera parte

Yo que tengo la costumbre idiota de empeñarme en las cosas que se me ocurren en la antesalada del sueño, más o menos borracha, sé que estás aquí, me enferma saber que estás aquí, en este microclima arracimado de calles y claros de bosque en forma de plazas. A cuatrocientos metros a salto de mata, y pensando seguramente en otras cosas. Y aún me levanto con un tembleque casi rabioso y voy a esperarte. Me digo, a escenificar la despedida, a esperarte y que vengas tú a mi encuentro sin saber nada y me asistas en el trance.

Así dispongo el capítulo de novela y estoy en la estación esperándote porque sé que vas a venir, pero tú no sabes nada. No sabes nada de mí ni de lo que soy capaz, y cómo, si apenas yo sé hasta dónde soy capaz de arriesgar mi conformidad. A veces yo hago estas cosas, por mí primero, probando asir las bridas de la realidad y ser yo quien la espolee (presente subjuntivo) ocasionalmente. La llevo entonces por los derroteros de la literatura, porque toda mi vida yo he querido ser una ficción, un personaje de novela y hasta las fechas me las apaño como puedo: hoy he venido sin que tú sepas nada a despedirte en la estación. Pongo cada una de estas veces fe en la realidad para que todo se ponga de mi parte, para que coopere en mis planes, me dé un episodio completo de poesía.
La gente es toda bonita en el andén, y yo voy deambulando de lado a lado con mi libro, cada rincón de la estación. Es muy real la sensación de que todos están en sus marcas adecuadas, que han coincidido conmigo, sin saberlo tampoco, justo en ese punto de su trayectoria y que son figurantes en mi insurrección de lo real. Su belleza conjunta es el único escenario posible, me encarno en los viajes de algunos de ellos para matar el rato, aunque aquí es mi voz que novela la única que oigo en voz alta. Eso es lo que me hace desgraciada.
Todos y cada uno de ellos saben en su interior que estoy esperando. Todos esperan conmigo, me angustian y me suscitan, me empiezo a sentir febril y contagiada de lo mismo que leo, mi cuerpo entero me azota con una taquicardia, de hecho, sé que no debería fumar, pero no hago otra cosa, fumar, leer, fumar, leer y esperar. Creo que me voy a desmayar cuando llegues, aunque tú sólo seas en gran medida el casus belli de mi ocasión para la literatura. No tienes ni idea, y deberías, deberías saber que estoy enferma y esperándote.

Me he tapado los ojos con el pañuelo blanco que traigo y llego hasta el final del andén, a la línea que separa sol y sombra, posición desde la que devuelvo la dársena a su orígen marítimo, y por asociación del lenguaje me encuentro sobre un mar de asfalto donde son enormes cetáceos los autobuses, llenos de pececillos que aventuro al océano inmenso, que mando lejos de aquí. Lejos de este espigón al sol que ya es en un momento el borde de un precipicio, y probablemente si salto ahora los diez centímetros de bordillo se desdoblen una y otra y otra vez e iré a estar siempre en caída libre a la nada.
Estoy mirando así fijamente toda la realidad que me rodea y la voy hipnotizando, preparándola para mi gran salida a escena, palpita y a veces es mar y a veces estación, la mezo con el juego de niños que se tapan la cara y dicen: "ahora estoy", "ahora ya no estoy", y a cada rato vuelvo a la puerta por donde has de aparecer o a desaparecer yo misma en la lectura.
(...)

SINDE y el monstruo de la lógica

lunes

CECIL B. DEMENTED

Alguna vez me crucé con una chica que me miró muy entusiasmada y me dijo: “Acabo de matar este gusano.” Y yo le dije: “¡Oh, tu primer asesinato!”  Ella estaba realmente excitada. De algo así yo podría hacer una escena completa.

John Waters







Cecil B. Demented es, de un tiro entre los ojos, punk. Y puede que John Waters vaya a ser un fantoche de serie B y un mal provocador, pero a mí me gustan los jengas de Waters. Siempre tiene uno la sensación de estar escuchando la enorme carcajada del tipo mientras se nos mea encima, igualmente todo lo que hace te pone brillantes los ojos, que por algo es lluvia dorada.

BIRDO


Hay en mi jardín estos días

un pájarraco negro, siempre merodeando

lo veo cada vez que me asomo

a la ventana aparece pensaba

que quizás, tal vez, sería un cuervo.

 Recuerdo aún

tu obsesión con estos bichos de inmediato

domingo

DIARIO (2)


Miércoles 24.
(...) Escribir con el deseo de refutar todas mis teorías, mirar debajo de todos los planos de este cuadro cubista. Tengo la sospecha clara: voy a sorprenderme en mitad del mecanismo carnal, aún adolescente. Escribir con el deseo profundo de estar equivocada en todo, con este corrector último de mi naturaleza, proyecto la sombra sobre lo que no sé, que se me escapa. Con el deseo de que me violen la intimidad y me vengan a decir cuánto hay de real en esta galerada de espejos mía. Si estar tan sola me habrá conducido a las puertas del orfanato literario donde tiendo, ya seguido, a comportarme como una ficción: y qué haría mi personaje ahora, yo sé que tengo esta pregunta sepultada.

Viernes 2
(...) Y bien, ya estoy en la playa y sigo sin poder dormir. Retrasando el momento de escribir porque, simplemente, podría decir cualquier cosa: mejor ir todo el día dejando que se me vayan escapando las ideas sueltas, aparecidas de helio y de repente, por un sumidero cetáceo, desagüe en medio de la cabeza. Para poder respirar de la atolondrada insistencia de querer decir, que se deshagan todas mis palabras como algodón de azúcar, hago como que no tienen importacia. Y no.
Es que no me vale cualquier cosa: tirar con instinto de los hilos, más aún, que vayan a tirar ellos de mí: marioneta encadenadísima a la idea-cometa que se eleva. Es dejarse hacer por el primero que pase.
Mal que bien. Casi. Qué desencanto.
Mi autoayuda, mis lecciones de emociones pequeñas, pasada por la pretensión de la literatura, y lógico que después sólo la pueda negar en redondo.

Cualquier movimiento pasada esta línea, cualquier cosa que escribo es un preludio eternizado sobre el hecho de sentarse a escribir, su mecanismo gramático en espiral, mi autopsia infinita o el recreo hedonista en las imágenes (mis imágenes, biombos chinos que apenas insinúan mi silueta). Y qué motivaciones, qué necesidad nuclear y no accesoria, sin más destino ahora que retrotraerme hasta el absurdo, sólo faltaba, y venir al cadalso de la noche a escribir que ya sólo escribo sobre la necesidad de escribir.
Y no, no todavía. ¡Es que ya no me vale cualquier cosa!

viernes

DIARIO. fragmentos

Blanco radiante como el de la novia. Tener la pantalla así delante y estremecerse, con la idea loca de agarrar por un estremo la página virtual y arrugarla y tirarla a la papelera, como el mismo Barton Fink deshaciéndose de tantos cadáveres, de tanta tentativa blanquísima en la máquina de escribir gritando "qué miedo, qué miedo horrible". Debería ser de esta manera: volarse la tapa de los sesos frente al papel y dejarlo todo perdido de ideas encarnadas (en literatura), de sangre de este goteo más recurrente que el mensual, no menos visceral, no menos inevitable.
Escribir no se acaba nunca, hay frases que te atacan por la espalda, hay palabras que crees que sólo tú puedes asir de esa manera, encajadas enteras en las cuencas de los ojos, hay versos de otros que confundiste con tu timbre ronquísimo. No se muere nunca el narrador, todo lo pervierte, simula el ruido de cerrar la puerta tras de sí y aún se queda, insidioso y siamés, haciendo de tu vida un cuento chino. Un cuento que te va apuntalando con su voz tuya desdoblada, y es eso lo que asusta, tener la pantalla así delante, y estremecerse, pensar que quizás esta vez no te deje compartir.