*
No espíes por la mirilla.
Las paredes oyen,
cierra los ojos y mejor
acuérdate de mí, alguna vez

yo hice como si no te viese
como si estuviera loca
como si fuera un cuarto acolchado,
sin llevar cuenta de los días.
Digo, nunca me entero de nada.
Más blanca que el yeso
en realidad, soy toda oídos.
No me mires como queriendo
atravesarme.


**
Yo también te espío
cuando no, me acuerdo de ti.

Tiéntame, a gatas
habrá alguna puerta
alguna vuelta de hoja
algún clavo que sacar-
me entero de la cal.

Házme mejor arena,
luego amor,
al fin polvo.


***
Sí, me derrumbo
en este preciso instante:
ocúpate de mis manchas de humedad.

No puedes atravesar las paredes.
No hacer como si no existiera,
ratoncito blanco.