jueves

A MÍ NO ME PREGUNTES

La duda está definitivamente en bancarrota, más deuda ya que otra cosa. Anda con un excecente de preguntas, apiladas anárquicamente en la trastienda, desde hace más tiempo del que quisiera recodar.  La gente pasa por delante del escaparate obviando las ofertas de liquidación y de llévese dos al precio de una.  Es lo mismo siempre: cualquiera va al probador, pone cara de concentración y sale con un gesto definitivo de "no, gracias": "No gracias, creo que me viene demasiado grande". "No gracias, me haría parecer muy evidente, no quiero que piensen que no sé lo que quiero". El caso es que ya no la miran con deseo. Uno con afanes metafísicos, cliente habitual, le dijo el otro día a modo de confidencia que van diciendo de ella que es cosa de niños, gallegos y aficionados a la mayéutica.
Si se siguen consumiendo, si bien con menos frecuencia, los kits básicos. Ésos que incluyen "¿señorita, puedo ir al baño?", "¿quieres casarte conmigo?" o "¿haces algo el sábado?". Las Grandes Preguntas de la Vida, en cambio, aunque ahora vengan en una preciosa edición de coleccionista con comentarios del director, van cogiendo polvo en los estantes, y se ven como cosa de locos o entendidos, un poco de las dos cosas.
Alguna vez sí disfruta la duda como en los viejos tiempos, complacida al ver entrar al local un cuarentón en crisis, un adolescente o uno de esos chicos con el corazón roto, que balbucean en un susurro lo que necesitan como el que pide condones en la farmacia o curiosea la lencería picante de un sexshop.
La escena que más se repite, sin embargo, es la del que se presenta allí buscando respuestas: ella le informa amablemente que no oferta esos productos y el tipo se queda con cara de no entender de qué utilidad puede ser una pregunta sin una respuesta. Pero no preguntan, claro. Será el signo de los tiempos.

3 tiros de piedra:

Gabriel Noguera

No sé si el amor debería ser condicional, pero es confidencial.

Esto me recuerda aquello de Sylvia Plath: soy vertical, pero preferiría ser horizontal.

maría simó

El amor es un valor constante, como la K.
K es amor, que dirían los modernos.

Y yo tengo vértigo, pero preferiría tener horizontes.

Lázarus

Buscar respuestas es una forma como cualquier otra de perder el tiempo.

El amor es un tumor positivizado.


P.D: Este blog es un arrecife increíble de frases bohemias o títulos para canciones de música indy (suponiendo que no sean lo mismo)

castígame con tu indiferencia.