domingo
TRAMOYA epílogo
diario
Domingo, 20
( )"Les amants du pont Neuf", Leo Carax
Lo que te quiero decir es que sí hubo una historia de amor. Cierto que era imposible por nuestra propia incapacidad, pero diremos entonces que era una historia de amor imposible. De pronto me ha parecido casi fílmico que todo se viniera a trompicones: montaje de director danés. La primera vez que nos quisimos fue un día que los dos llevábamos el paso cambiado y caímos en desorden, sin propósito ni remedio. Porque por encima de todo estaba el caos, el de cada uno y el común, que hacía fluctuar nuestra historia en volutas de humo, planos de detalle a veces. Atento a imaginarnos así, coincidentes y torpes en un cuarto, los dos estamos mal y estamos los dos juntos varados. Es decir, sin un sentido, y ésta era la piedra de toque. Creo que la idea de destino se ensimisma como nunca en la pareja, es un requisito imprescindible del sistema además. El destino para los que están solos es algo disparatado, pero en una pareja está pleno de sentido. Ahí es un proyecto de vida común, una imagen ideal de la pareja que motiva su existencia: si el caballo se mueve es por la golosina que tiene ante los ojos, lo único que ve. Esto es lo conveniente.
Lo que quiero decirte es que éramos como caballos con los ojos salidos de las órbitas. La falta de un destino era el motivo común, desbocados como estábamos. No por falta de anzuelos, tuvimos dos y tres desesperados futuribles, y de algún modo esa cotidianidad agradable caminando de puntillas a la luz del faro: ahora luz, ahora penumbra, luz, penumbra. Siempre amanecíamos esparcidos aquí y allá, en otra perspectiva desde la que remontarse con otra idéntica arrítmia. Bueno, olvidémonos de Tahití y de las galerías de Nueva York, de los días de vino y rosas. Pero una vez yo cocinaba y me abrazaste por detrás y sentí que era lo justo. Hay una simpatía natural, crucial y poco consistente, así que a menudo es extraño no cogerte la mano. Lo que quiero decir es que he visto una constelación desde aquí. El cielo tiene el grano de una película muda y además he unido las cruces de cada posibilidad que tuvimos y es una figura sin referentes. Lo que digo es que mirábamos la tramoya.
4 tiros de piedra:
... (no sé que decirte, es precioso y, repito, juegas con el lenguaje de una manera muy especial, no lo dejes)
Epílogo? je n'en ai pas marre, moi! :)
Espléndido M.
R.
Rai, gracias. por los comentarios constantes también. ayuda.
R :)mándame un mail y cuéntame cómo vas, querido!
Cuente usted con ello, señorita.
Que bien toda tu actividad! Ya que no la puedo comentar en Flickr, decirla que me encantan sus nuevos trabajos.
Un abrazo, ARTISTA.
R.
castígame con tu indiferencia.