miércoles

CERRAR LA PUERTA y tirar la llave

Me preguntaba cuál sería el significado de "taquicardia" en su lengua y no en su pecho. Acabé por caer en la cuenta de los dientes de la llave, de súbito -no la de su corazón.
La criptografía de la mordedura, las claves tan singulares en cada boca, invitando entrar a lugares poco comúnes. Tararean nuestras lenguas más sensibles la melodía húmeda y oscura: esa llave bajo la lengua: "taquicardia". Que paladeo con su sabor a óxido y tintinea parecido a la sangre.
Con esas claves, voy pensando, se forja en lenguaje. Se encarnan los lectores más delicados en San Pedro justo aquí. Florecen heridas moradas en cada piel sólo de pensarlo; se clava en los cerrojos de cada pupila y, a veces, se abren con asombro a los pies de la letra.

Una vez yo tuve un clave de la palabra "cicatriz", lo recordé el otro día mientras estaba en otra cosa. Me pregunto a dónde quería llegar, si alguna puerta me hubiera abierto. A la planificación complicada de la metáfora, ahora. Es una salida de emergencia sin escapatoria.
Perdí la llave, ése es el caso, como ahora chirría en un cuarto lejano la certeza que hube tenido de esas taquicardias suyas: qué será lo que piensa cuando le bombea así la sangre. Pero no hay que afectarse, la sangre infectada de literatura bien lo sabe: que la realidad es hoy como nunca letras desmoldadas y gente como yo que es un desastre con las llaves.

2 tiros de piedra:

akeno

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Unknown

Las palabras como dentelladas a quien quiera y sobre todo sepa escucharlas, no solo oirlas. Son una compleja maquinaria destinada a provocar esas "taquicardias" esas "heridas" que aunque solo respondan a emociones, cicatrizarán de formas más crudas de lo que lo hace la piel humana.

Hubo un hombre sabio que dijo una vez, "La palabra es un arma, y es más poderosa de lo que jamás podrá ser un puño" (Rubín "Huracán" Carter).

castígame con tu indiferencia.